Nuestra Congregación, conocida como Hermanos Contemplativos Misioneros de la Caridad, es un instituto religioso diocesano, integrado por hermanos y sacerdotes con iguales derechos y deberes, fundado por la Santa Teresa de Calcuta con el P. Sebastian Vazhakala el 19 de marzo de 1979. Somos un instituto religioso diocesano en la Diócesis de Roma desde el 8 de diciembre de 1993, cuyos miembros profesan públicamente los votos de castidad, pobreza, obediencia y servicio libre y sincero a los más pobres de los pobres, vivido en la perfección de la caridad: con una existencia marcada por una intensa vida de oración, penitencia y obras de memoria en la sencillez y la humildad, en la comunidad y en el corazón del mundo, ayudados por su superior que es su padre, maestro y guía. Son llamados por el Señor a reflexionar, vivir y difundir el espíritu, el carisma y la misión encomendados a nuestra fundadora, la Santa Teresa de Calcuta.
Actualmente los hermanos sirven a los más pobres de los pobres en Roma, Albania, India y Ghana. Nuestro objetivo es saciar la sed infinita de Jesús en la Cruz de amor y de almas. Permaneciendo en el corazón de la Iglesia, nos consagramos y santificamos a nosotros mismos, a nuestra congregación y al mundo entero, especialmente al mundo de los más pobres entre los pobres. Con el esfuerzo constante de transformar nuestra vida a imagen de Jesús, y nuestras comunidades en auténticos santuarios de amor, paz y alegría a través de la oración, el diálogo, el compartir y el servicio. Haciendo las cosas ordinarias con un amor extraordinario para la mayor gloria de Dios.
Con nuestra presencia como consagrados contemplativos en el corazón del mundo ya que estamos llamados a ser misioneros contemplativos y misioneras contemplativas las veinticuatro horas del día: desde la presencia de Jesús en el Santísimo Sacramento vamos a Jesús presente en los más pobres de los pobres, y viceversa. Dando un servicio inmediato y eficaz acorde a las necesidades que se sientan en cada circunstancia precisa. Aceptando todo, especialmente nuestras cruces, problemas y sufrimientos cotidianos con total abandono, amorosa confianza y alegría.
La Congregación depende exclusivamente de la Divina Providencia para todas sus necesidades, espirituales y temporales, sin preocuparse nunca por el mañana. Uno de los dones especiales de nuestra rama contemplativa es el Movimiento de los Laicos Misioneros de la Caridad, que pretende estar al servicio de la familia, promover y fortalecer “la unidad y la fidelidad en el matrimonio, guiados por el amor y la paz, ya que el futuro de la humanidad pasa por la familia” (Juan Pablo II).